Pou-pourrait de reflexiones sobre cualquier tema de actualidad. El autor no garantiza tener mucha idea sobre lo que está hablando.

8.1.06

Que gente...

Estos días, cualquiera que esté un poco al tanto de la crónica política puede llegar fácilmente a dos conclusiones. La primera, que parece que ciertos políticos, militares y periodistas acaban de llegar de Marte. Y la segunda, que aquello tan manoseado de año nuevo, vida nueva es algo que no se plantean.

Todo esto viene a cuenta del discursito con el que nos deleitó en Sevilla el teniente general José Mena Aguado con motivo de la Pascua militar el pasado día 6. Entre alusiones a Companys y Azaña, el susodicho nos recordaba el artículo 8º de la Constitución, ese que reza que las fuerzas armadas tienen encomendada la defensa de la unidad de España y de su ordenamiento constitucional, y de su posible aplicación en el caso de que el nuevo estatuto de Cataluña rebase los límites constitucionales. Aunque queda la duda de que es lo que este hombrecillo tiene en mente si se da ese caso. Porque enviar motu propio al ejército a Cataluña y bombardear el Parlament y el Palau de la Generalitat es algo que no queda demasiado elegante...

Pero el discurso no es lo peor de esta situación. Es obvio que no va a pasar nada, entre otras razones, porque la mayoría de los miembros del ejército son firmes creyentes en su deber de subordinarse al poder civil. A fin de cuentas, el Gobierno y el Parlamento han sido elegidos por el pueblo y el Estado Mayor no. Aun cuando puedan estar de acuerdo con las bravatas de este señor, se guardarán su opinión para decirla en voz alta en la soledad del cuarto de baño como mucho. Mientras tanto, el Tte. Gral. Mena queda como un auténtico cobarde, que aprovecha su pronto pase a la reserva para pegar un bocinazo, ser sancionado y quedar como un héroe para algunos (a ver cuanto tiempo tardan en darle una columna en el Libelo Digital o un micrófono en la COPE). Lo que ha hecho este personaje es algo tan viejo como lo que hacen los niños de llamar a una puerta y echar a correr.

Lo peor es, probablemente, la reacción del principal partido de la oposición. En un cínico ejercicio de nadar y guardar la ropa, el secretario de comunicación del PP Gabriel Elorriaga se limitó a intentar contextualizar las declaraciones, sin entrar a valorar la idoneidad de que un militar decida cuando la unidad de España está en peligro. Es alucinante que los líderes de un partido serio no puedan dejar a un lado sus opiniones partidistas y condenar firmemente la velada amenaza que trasluce tras las palabras de José Mena.

Y ya por último, para los que quieran alucinar cual yonkis en un viaje lisérgico, les recomiendo leer las reacciones de los nacional-liberalistas, con el panfleto del inefable Jimenez Losantos al frente. En el buque insignia del liberalismo patrio se puede ver como aplauden con las orejas ante las declaraciones de José Mena, con un artículo titulado "La lealtad sancionada". En diversos blogs de la no menos liberal Red Liberal, se leen también artículos elogiosos con el teniente general. Es increible como gente que se autotitula liberal y propone la minimización de estado puede vitorear que un militar opine que el ejército, cuyos mandos no han sido votados por nadie, dijievolucione a un pseudo Tribunal Constitucional y pueda decidir cuando la unidad de España está en peligro. Sería interesante que algún militar propusiera una mayor intervención del estado en la economía, porque estoy seguro que los alegatos antimilitares que se leerían en ciertos foros harían que, a su lado, el hippi más trasnochado de mayo del 68 pareciera el mariscal Hindenburg, con casco prusiano y todo.

País...

Actualizado: creía que ya lo había visto todo, pero faltaban en la fiesta los de HazteOir. Aquí podeis ver una iniciativa ciudadana pidiendo el cese del Jefe del Estado Mayor. La carta en concreto, si no conoces a esta banda, parece puro choteo...



"Sólo existen dos cosas infinitas, el mundo y la estupidez humana.
Y no estoy seguro de la primera"
Albert Einstein