Pou-pourrait de reflexiones sobre cualquier tema de actualidad. El autor no garantiza tener mucha idea sobre lo que está hablando.

9.11.05

La caida del caballo de Carlos Carnicero

Carlos Carnicero es un especimen realmente curioso. El cómo pasó de presentar un programa en telecinco que era el paradigma de la televisión basura (Confesiones, para el que no se acuerde) a convertirse en tertuliano y todólogo de moda es algo que debería ser objeto de un estudio teológico. Porque no se había visto nada igual desde que S. Pablo se cayó del caballo camino de Damasco, pasando de dedicarse a la caza del cristiano a ser uno de los que dieron forma a su doctrina.

Toda esta reflexión (que puede que no venga mucho a cuento) me ha venido a la cabeza leyendo este artículo suyo en El Plural, en el que se despacha a gusto contra la Iglesia Católica, la COPE y Jiménez Losantos (tres elementos que no son santos de mi devoción). El problema es que la profundidad intelectual de Carnicero sólo le permite hacer un batiburrillo de los cuatro o cinco clichés que tiene bien aprendido para llegar a una conclusión que es obvia desde el momento en que se lee el título del artículo.

Para empezar, el ínclito articulista hace una encendida loa del acuerdo tácito entre los medios de comunicación para dejar a la Monarquía fuera del debate político. Algo que comunmente es conocido como "el pacto de silencio". Esta iniciativa, que en un principio pudo tener sentido para evitar la desestabilización de la institución en unos tiempos convulsos, ha degenerado en una situación en la que los medios se comportan como meros hagiógrafos del Rey, resaltando cualquier tontería entrañable procedente del mismo y silenciando cosas como ciertos escándalos sexuales o económicos que en el caso de tratarse de cualquier otro político, hubieran recibido toda la atención necesaria. No creo que la idea sea que los medios se conviertan en algo como sus homólogos británicos, pero hay muchos países de Europa donde se informa de la monarquía de una manera más racional y no pasa nada.

Posteriormente Carnicero critica a la Iglesia por romper ese pacto, algo que considero que está fuera de lugar. No comulgo con las ideas que destila la COPE día a día, pero creo que tienen derecho a expresarlas en voz alta, siempre que no incurran en algún delito. Que sea la COPE la que tenga que traer normalidad al trato sobre la monarquía es algo que al resto de los medios serios debería dar vergüenza.

Finalmente, en un claro ataque ad-hominem contra el reportero más dicharachero Jiménez Losantos, compara sus micrófonos con los cañones de los nacionales. No hombre, no. Si hemos de sacar alguna comparación con algún episodio de la guerra (in)civil, que sea con las incendiarias proclamas radiofónicas de Queipo de Llano. Las palabras no matan, y puede que Jiménez Losantos sea un desquiciado que pierde a marchas forzadas todo nexo con la realidad, pero la comparación esta fuera de lugar.

PD: No me gusta nada la supuesta campaña contra la COPE. No es que estemos en los extremos que los victimistas voceros de la Iglesia estan denunciando, pero creo que eran mejores los tiempos en que se obviaban las barbaridades que salían de las ondas eclesiales. Como se dijo una vez de un conocido mío, a Losantos no hay que decirle que sí ni que no, hay que obviarlo. No tendrá mas importancia que la que se le quiera dar.