Pou-pourrait de reflexiones sobre cualquier tema de actualidad. El autor no garantiza tener mucha idea sobre lo que está hablando.

21.12.05

Libertad de expresión

Hoy he leído una noticia que es, cuando menos, inquietante: el Parlamento de Cataluña ha aprobado una reforma de la Ley Audiovisual que concede amplios poderes al CAC (Consejo Audiovisual de Cataluña) para sancionar a medios de comunicación si dicho organismo considera que faltan a la verdad o que no separan la información de la opinión, entre otros supuestos.

Me parece inquietante porque creo que los políticos no deben entrar a regular los medios de comunicación. La existencia de medios libres es una de las piedras angulares de las democracias, ya que sin ellos la posibilidad de que los ciudadanos controlen a los gobernantes se reduce al mínimo. Es cierto que los medios de comunicación pueden usar su libertad para injuriar o calumniar, pero contra eso ya existe algo llamado Código Penal, que lo regula de una manera bastante clara. Si uno cree que algún periodista ha incurrido en algún delito, pues es de sentido común denunciarlo en un juzgado. Y ya se encargarán los jueces de decidir.

Ahora bien, mi inquietud se eleva al cuadrado cuando percibo el verdadero propósito de esta reforma: cortar de raiz la espiral de insultos y descalificaciones en la que se ha metido el reportero cantamañanas de la cadena COPE, el inefable Jiménez Losantos, cuyos objetivos preferidos son, de un tiempo a esta parte, los políticos catalanes.

Creo que los parlamentarios del PSC, ERC, IU y CiU tienen motivos para estar mosqueados con Losantos. Pero deberían ver que es muy poco estético intentar cerrarle la boca mediante un órgano que controlan ellos. Si Losantos incurre en algún delito, que lo denuncien. Hasta entonces, no les quedará otra que aguantarle, cambiar de dial y rebatir sus escasos argumentos. También deberían darse cuenta de que es bastante probable que esta ley y sus posibles consecuencias sean anuladas por los jueces, ya que no hace falta ser un fino jurista para ver que se da de frente con las libertades de expresión y de prensa, recogidas en la Constitución Española. Cerrarle el chiringuito a los obispos para luego ver como los jueces lo reabren porque la ley es inconstitucional no haría sino darle munición a Losantos y convertirlo en un mártir.

Lo más inteligente que se puede hacer con ciertos periodistas es obviarlos. Losantos tiene la importancia que tiene, y no es mucha (dudo que consiga convencer a alguien, pues quien lo escucha y le cree hace ya tiempo que tiene decidido su voto). Pero ponerse a su altura moral para enfrentarse con él no dignifica. Y promulgar leyes ad-hoc para cerrarle la boca es una salvajada. Ignoremosle y vivamos más tranquilos.